Saber si tengo o no una adicción al alcohol es una pregunta que se hacen bastantes bebedores, sobre todo cuando ven que su consumo de bebidas alcohólicas les está produciendo repercusiones y problemas en su vida, ya sean intoxicaciones, aumento de las transaminasas, cambios del comportamiento, perdidas lacunares de memoria, discusiones familiares, accidentes, ausencias injustificadas al trabajo, multas de tráfico, etc.
La respuesta no siempre es sencilla, ya que beber alcohol está normalizado e incorporado a la vida social y familiar, siendo una sustancia valorada casi como un alimento, probablemente, entre otros motivos, por la presión de la industria y de la propia sociedad, que intenta minimizar los riesgos e incluso, durante mucho tiempo, han afirmado que beber una copa es bueno para la salud; aunque no existe ninguna cantidad de alcohol que sea beneficiosa y, cantidades superiores a más de 15 gramos en mujeres o 30 en varones, superan los límites de lo que actualmente se considera consumo de bajo riesgo.
El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en España. En el mundo hay alrededor de 2.300 millones de personas que lo consumen. Su consumo se inicia en edades muy precoces, en muchos casos entre los 12 y 13 años o incluso antes, produciendo intoxicaciones y borracheras frecuentes. De hecho, las diferentes encuestas realizadas en España indican que, al menos, 1 de cada 5 jóvenes de entre 14 y 18 años se emborrachan una vez o más cada mes y uno de cada tres realiza consumos “binge drinking”, que consisten en beber el equivalente a más de 50 gramos de alcohol puro en un periodo de 2 horas.
Consumir durante estos años de la infancia y juventud es problemático ya que coinciden con el periodo durante el cual el cerebro se encuentra en pleno proceso de desarrollo, alterando las estructuras cerebrales que maduran más tarde, las que forman parte de la corteza cerebral prefrontal y los circuitos que intervienen en las funciones cognitivas y ejecutivas, el razonamiento ético, la toma de decisiones y solución de problemas, entre otras. Funciones de las cuales depende un buen funcionamiento conductual y autocontrol, y al alterarse favorecen la aparición de episodios de violencia, disminución del rendimiento escolar o un mal control en las relaciones sexuales, conduciendo además a consumos más habituales y frecuentes, lo que en personas susceptibles y vulnerables será causa de desarrollo de una adicción o dependencia, que no hay que olvidar que es una enfermedad, crónica, recidivante y tratable.
Muchas personas tienen conciencia de que presentan problemas asociados al consumo de bebidas alcohólicas, pero habitualmente lo minimizan o “ignoran” durante mucho tiempo y se auto justifican con excusas como que: “todos lo hacen”, “no es para tanto”, “solamente me paso de forma ocasional”, “yo no me emborracho”, “no afecta a mi trabajo”, y otros muchos pretextos. Pero al igual que ocurre con otras enfermedades, si se ignora la realidad, si no se atienden los signos que nos avisan de que algo no va bien, progresivamente será peor y más grave y será causa de muchos problemas de salud, tumores malignos, accidentes, conflictos familiares, laborales y jurídicos, conduciendo frecuentemente a una muerte prematura.
Por todo ello es necesario “escuchar” los signos y síntomas que nos informan de que el consumo de alcohol está provocando complicaciones en nuestra vida. En este sentido podemos realizar algunos test que nos ayude a valorar nuestra situación.
Entre ellos destaca el Test de Cage, en él se hacen cuatro preguntas y si se contesta de manera positiva a dos o más de ellas, indica que se debe contactar con su médico, ya que ya está demostrado que un alto porcentaje de estas personas pueden ser adictas o estar en situación de alto riesgo de desarrollar dependencia. Estas preguntas son:
- ¿Alguna vez ha sentido que debería disminuir el consumo de bebidas alcohólicas?
- ¿Le molesta si alguien le critica o indica que bebe en exceso?
- ¿Alguna vez se siente culpable por beber?
- ¿Alguna vez toma alcohol por la mañana temprano para iniciar el día o para mejorar / evitar la resaca?
Ante la duda consulte, pero si no lo hace, disminuya el consumo. Beba menos días, menos cantidad en cada ocasión, consumiendo bebidas con menor graduación y alternando con bebidas sin alcohol, y si no consigue controlar no dude más y no retrase el momento de iniciar un tratamiento. Puede ser difícil pero merece la pena.
Dr. García Basterrechea
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia
Especialista en Medicina Interna por la Universidad de Murcia