En el Informe europeo sobre drogas 2019, Tendencias y Novedades, recientemente publicado por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, se objetiva que la droga ilegal más consumida en Europa es el cannabis. Más de una cuarta parte (27,4%) de los adultos de entre 15 y 64 años lo han probado alguna vez en su vida. En España los jóvenes de 15 y 16 años son los segundos en Europa que más consumen esta sustancia (31%), solamente por debajo de los checos que están en un 37%.
Además, el uso de derivados del cannabis ha aumentado de forma continua a lo largo de estos últimos años, probablemente por ser considerada por algunos como una sustancia de poco peligro cuando no inofensiva e inocua, lo que asociado al efecto llamada de las políticas de legalización del consumo recreativo en diversos países y la continua “publicidad” sobre su pretendido uso terapéutico, favorece la banalización de su consumo.
Pero la realidad es que el consumir marihuana o cannabis, conduce frecuentemente a numerosos riesgos para la salud de las personas. Sobre todo de los jóvenes, debido que su cerebro se encuentra aún en pleno desarrollo neurológico, por lo que es extremadamente vulnerable a la acción de los más de 60 cannabinoides que la planta contiene y que alteran diversas funciones cognitivas, en particular la atención, el aprendizaje y la memoria, sin menospreciar el alto riesgo en personas vulnerables, de favorecer episodios psicóticos, sobre todo en consumidores diarios o que utilizan las variedades, actualmente cultivadas, que tienen elevadas concentraciones de THC ( Δ-9-Tetrahidrocannabinol).
Son estos problemas, entre muchos otros, los que están motivando que en la actualidad sea esta droga la que causa la mayor demanda de tratamiento de ayuda especializada en drogodependencias, ante la incapacidad de los consumidores para abandonar su uso por sus propios medios.
Dr. García Basterrechea
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia
Especialista en Medicina Interna por la Universidad de Murcia