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Adicción ¿Por qué recaigo?

Muchos consumidores de drogas y también ludópatas siguen consumiendo o apostando un día tras otro, a pesar de ser totalmente conscientes que consumir o jugar les conduce a una recaída y a múltiples problemas. ¿Por qué? ¿Qué ocurre para que una persona, que firmemente desea abandonar su adicción, siga consumiendo o apostando a pesar de los problemas que esto le genera?

A lo largo de mis más de 33 años de experiencia, ha sido habitual que cientos de pacientes acudan a la consulta “rotos”, depresivos, con sensación de asco de sí mismos, hartos de que continuamente se repita el mismo patrón de conducta: volver a consumir tras haber estado un tiempo abstinente y haberse prometido a sí mismos y a sus familiares que ya está, que eso se acabó para siempre, que no volverían a consumir o a apostar nunca más.

Pero unas horas, unos días o semanas más tarde, incluso meses después, surge el deseo y con la “seguridad” de poder controlar, vuelven a beber, a tomar una raya, un cigarrillo, . . . Casi siempre con la certeza de que solamente será en esa ocasión, que por una vez no va a pasar nada o que se trata de una situación especial, convencidos de que se encuentran muy bien, incluso que no era para tanto y se habían precipitado al decidir no volver a jugar o consumir.

En algunos, ese consumo ya les conduce a una recaída inmediata, otros muchos controlan esa vez sin repercusiones aparentes, pero poniendo en marcha el mecanismo de la recaída, ya que al creer que pueden controlar se permiten nuevos consumos, reproduciéndose las conductas previas, hasta que finalmente, de forma más o menos inesperada, surge una nueva intoxicación, la recaída y el descontrol, con las mismas o peores repercusiones personales, sociales y económicas anteriores, junto a los conflictos familiares, las críticas, las rupturas de pareja o la pérdida del trabajo, provocándose un cataclismo emocional, la desesperación y una profunda depresión y, en ocasiones, una huida hacia ninguna parte: “qué más da”, “a nadie le importo” o “a ver si me muero, se acaba todo y todos descansan de mi”.

La adicción es una fuente de problemas económicos, sociales, familiares y de salud

La adicción no es un vicio, es una enfermedad

Todo esto no ocurre por casualidad, la adicción no es un vicio, es una enfermedad y como toda enfermedad no se elige, toca. Somos libres de probar o no una droga, pero no decidimos quién de nosotros, en un futuro, va a controlar su consumo y quién no. Eso, como sucede en multitud de enfermedades, depende de la vulnerabilidad personal, no todos los que se exponen enferman. La vulnerabilidad varía en función de diversos factores genéticos, neurobioquímicos y de personalidad.

Las drogas existen, son parte de nuestra cultura y se consumen, unas de forma amplia y social, en particular las bebidas alcohólicas o el tabaco, y otras de forma menos generalizada, habitualmente asociadas a la pertenencia a un colectivo o grupo que actúa como estímulo o detonante para probarlas, bien por semejanza a nuestros amigos o conocidos, bien porque es lo normal, a veces por presión o simplemente porque si no consume se encuentra fuera de lugar.

Después se aprenden hábitos de consumo y este se va asociando a determinados momentos, situaciones o circunstancias, lo que genera que progresivamente se establezcan modificaciones en nuestros circuitos cerebrales de recompensa, que en personas vulnerables conducen a la adicción o dependencia, es decir, a la incapacidad para controlar el consumo, ya sea de forma total o parcial.

Una vez que se ha establecido la adicción, todos los procesos y hábitos que condujeron a ella actúan como situaciones de riesgo o desencadenantes de nuevos consumos, en particular el recuerdo de los aspectos positivos o placenteros, junto al hecho de no querer ser diferente o no asumir la enfermedad. Así mismo, con las bebidas alcohólicas existe una actitud de tolerancia ampliamente generalizada de consumo social e incluso de presión al que no bebe, interpelándolo cuando rechaza una copa, con frases como: “por una vez no pasa nada”, “no me fío de quien no bebe”, “no nos estropees la fiesta”, “eres un aburrido/a”.

Además, es necesario señalar que en un alto porcentaje de personas dependientes o adictas, el consumo no se asocia al recuerdo del placer inicial de las primeras veces, sino que su “placer” o recompensa actual es consumir para evitar el síndrome de abstinencia y sobre todo el deseo de escapar de una situación que les agobia, para olvidar, evitar o soportar el dolor, el estrés, la angustia, el sufrimiento o la soledad.

Superar la adicción: Esa es su decisión y su responsabilidad.

Por la causa que sea, una vez superada la abstinencia, multitud de estímulos ambientales, sociales o personales actúan sobre el consumidor favoreciendo el recuerdo y en ocasiones el deseo.

Cuando este deseo surge o aparece, si no se le “expulsa” radicalmente de la mente y se le permite y “analiza”, lo que se está haciendo en la práctica es buscar excusas o justificaciones, recreándose en el recuerdo y apareciendo entonces el ansia (deseo muy intenso y cada vez más desordenado), que progresivamente va aumentando de intensidad y lo ocupa todo hasta que finalmente se produce el consumo.

Si una persona desea dejar de consumir, porque tiene consumos problemáticos o porque no controla y no quiere más el dolor y el sufrimiento de la recaída, lo primero es aceptar y asumir que tiene una enfermedad y ello implica que si consume volverá inexorablemente a pasar lo mismo: falta de control y problemas.

Una vez asumida la enfermedad hay que decidir y actuar, para algunos es suficiente decirse no vuelvo a consumir, se acabó; pero otros no lo consiguen, precisando un tratamiento más complejo, controlado por un médico experto, capaz de realizar una desintoxicación farmacológica y estructurar un plan para prevenir la recaída. Esa es su decisión y su responsabilidad.

Dr. García Basterrechea
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia
Especialista en Medicina Interna por la Universidad de Murcia

Adicciones, Drogadicciones, Sustancias

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • Eduardo Perez
    07/11/2021 12:39

    Gracias Dr. Garcia , son las 2 am de la mañana, soy adicto al juego vivo en un edificio y hace 10 minuto en mi mente solo pensaba en quitarme la vida lanzándome al vacío, cuanto de pronto encendí mi computador y me tope con su pagina…Usted tiene toda la razón y me acaba de salvar la vida….buscare ayuda inmediata no quiero recaer mas en esta terrible enfermedad que carcome el alma y la mente

    Responder
    • José Mª
      14/11/2021 01:27

      Me alegra haber podido ayudarle. Espero que confíe en usted mismo. No es fácil pero con esfuerzo y determinación la adicción es una enfermedad que se puede vencer. Uno de cada 5 ludópatas que se ponen en tratamiento abandonan el juego. Atrévase y no dude de sus posibilidades.

      Responder

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